jueves, 25 de septiembre de 2008

¡ARRIBA EL PP! EL PARDO-PICADERO

Después de un día de perros, que he comenzado con un amago de cistitis y he terminado con una limpieza bucal, he quedado con Astrid, una amiga. Después de darnos dos besos, me ha llevado a McDonal´s. Yo, recién limpiada y con una sensibilidad dental considerable, he optado por no consumir nada; pero ella ha pedido un Big Mac con Coca-Cola grande y, como le sobraba un euro del Ticket Restaurant, ha pedido un Actimel:
-Claro, a ver... Es que estamos en crisis y no está la cosa como para regalar el dinero... Mañana me lo llevo al trabajo y me lo tomo.
Estas cosas son muy propias de Astrid.
Nos conocimos hace tres años y, desde entonces, no nos hemos separado. Ella tiene novio desde hace seis años y tiene veinticuatro. Desde el principio pensé que era rica, sobre todo cuando supe que su madre es enfermera, que su padre viajaba mucho a Colombia (eso me hizo tirar por la rama del narcotráfico, pero no, es banquero), y la tercera pista que la encumbraba en la lista de mis amigas forradas es que tenía un Ibiza y que vivía en Arturo Soria. Sin embargo, conseguía despistarme cuando venía con unas chanclas compradas en los chinos de su barrio (algo que adora) o un bolso del mismo origen. No obstante, sigo pensando que casarse con ella sería dar un braguetazo.
Tras la hamburguesa y las charlas obligatorias: trabajo, piso, trabajo, crisis, trabajo, vacaciones (ésto último sólo lo hace ella), hemos dado un paseito mientras se fumaba un "piti", como ella dice. Subiendo por la Ginzo Avenue, suena su teléfono. Es su novio:
-Hola... Sí... Sí... Claro, te he llamado porque estoy por aquí... Con Laurita... Vale, yo se lo doy
-Un besito, George! -Digo espontáneamente
-Jajaja...Sí... No. No. Vale.... No, tú haz lo que quieras, pero yo me voy -pone cara de fastidio- Sí... vale... Dame una llamadita cuando termines, ¿vale? Venga, un besito... Ten cuidado...
-Desde luego... Dice que no, que no nos vayamos al pueblo este finde, para una vez que tenemos casa... ¡Es que la tenemos para nosotros solos! Porque estoy de El Pardo hasta el higo, en serio...
-¿Pero que todavía seguís follando en El Pardo?
-Ya ves... A ver, si no tenemos casa. Tú es que tienes tu casa, cabrona, pero yo... Mira, él nunca está solo; y yo... Si mi madre hace noches, está mi padre; y si no, está ella...
-Pero en El Pardo... Qué incómodo...
-Es la necesidad, que obliga... ¿Qué quieres, que estemos una semana sin follar? Pues no... Así que allí nos arreglamos...
Conforme me lo contaba, me acordaba de aquel lejano día en el que, un alter ego, tras un calentón, terminó en un descampado de Tres Cantos a las 12 del mediodía. En pleno proceso, apareció un señor subido en un caballo. Nos miraron los dos, y se fueron. Con el rollo cortado, decidieron cambiar, y terminaron en Sanchinarro... Eran días de vino y rosas para las constructoras, así que allí fueron, donde estaba el dinero. Como suele ocurrir en esos momentos, el alter ego tuvo un semiorgasmo, algo que duele más emocionalmente que no tenerlo.
Por ello, me ha dado pena...
Sin embargo, he recordado que el mayor orgasmo de mi vida lo tuve el día antes de irme rumbo a Río, en un coche... ¡Qué días aquéllos...! ¡Cómo se portó mi Kevin...! En fin.
Así que me he ido a casa pensando qué pensaría Franco si supiera que, en el epicentro de la contención y la castidad, la casa donde vivía aquel señor bajito, con voz timbrada a lo Lali Soldevilla y cubierto por un palio, es hoy en día el principal picadero de Madrid.
No está mal... De haberlo conocido, me habría ahorrado el mal trago de Sanchinarro.
Astrid, te quiero, ya lo sabes, pero ya no tienes edad para hacer esas cosas... Y porque no he contado que te vas los fines de semana a Portugal para evitar El Pardo...
Siempre tuya:
Laurita Palmer.

domingo, 21 de septiembre de 2008

A la espera del arroz con bacalao

Han pasado tres días y medio desde la noche fatídica, y todo está en calma. Atrás quedaron los nervios, congojas y desasosiegos de veces anteriores... En esta ocasión, me siento más segura, me siento más mujer. Será porque todavía no me ha bajado la regla; el disgusto ha hecho que lleve casi tres días de retraso. Sin embargo, el proceso hormonal sigue su camino, al igual que lo siguen las personas cuando alguien cercano muere. De hecho, tengo el pecho a reventar. ¡Qué desgracia, Kevin, con lo mucho que lo hubieras disfrutado!

No obstante, estoy tranquila.

El viernes, cuando me venía a las fiestas de mi pueblo, me lo encontré en el parquecito de nuestra residencia en Manhattan del Pilar. Aunque yo le saludé e iba dispuesta a continuar mi camino, él me paró. Cosa que agradecí, porque en el fondo estaba deseando hablar con él. Cruzamos cuatro chorradas y tuve que subir de nuevo a casa por motivos que no voy a explicar. Compartimos ascensor y, aunque durante el trayecto al 11 no dijimos nada, la despedida fue brutal y dolorosísima:

-Bueno, pues nada, me voy -dijo él asomando una sonrisita que yo compartí.
-Muy bien...
-Bueno, pues pásalo bien... Aguri... -dijo mientras salía del ascensor.

Para que no me diera tiempo a arrepentirme y llamarlo como si fuera una arrastrada cualquiera, fui rápidamente a pulsar el piso 13, pero, él fue más rápido y abrió la puerta. Aquí empezó todo:

-¿Qué quieres?
-Nada...
-Kevin, ¿cuándo vas a dejar de jugar conmigo?
-No juego, es que me siento incómodo...
-¡Es que te sientes incómodo por todo!
-Está bien, no te molesto más... Aguri...

Pulsé el botón y subí berreando al 13. Les expliqué lo ocurrido y Pitonisa, como siempre, terminó defendiéndolo, algo que no entiendo porque se supone que su amiga soy yo...

El caso es que, desde entonces, tengo el impulso de llamarlo para decirle que yo también me siento incómoda, pero no puedo hacerlo. No puedo hacerlo porque le dije que jamás le volvería a llamar ni a mandar sms, y como nunca lo cumplo, no quisiera terminar de perder todo el criterio y fiabilidad que pueda mantener. Pero me muero...

Me muero por conocerle...
saber qué es lo que piensa,
abrir todas sus puertas,
y vencer esas tormentas que nos quieran abatir
centrar en sus ojos mi mirada,
cantar con él al alba,
besarnos hasta desgastarnos nuestros labioooosss
Y ver en su rostro cada díaaa crecer esa semilla,
crear, soñar, dejar todo surgir, aparcando el miedo a sufrir...

Porque es tan tan tan duro... Es tan duro pensar que el lunes me compró arroz integral en Mercadona y prometió hacerme un arroz con bacalao, pero blanco... Es tan duro pensar que el arroz está cada vez más lejos... Es tan duro pensar que el domingo pasado hicimos cositas muy divertidas en su cama y que ahora ya no tengo ni expectativas a corto-medio plazo... De todos modos, sé que él me quiere, probablemente más que yo a él, pero no por nada, sino porque todas estas cosas merman mi capacidad amorosa... Como dijo Mar Flores tras la ruptura definitiva con Cayetano Martínez de Irujo: "Cuando un jarrón se rompe, aunque lo pegues, siempre quedan las marcas. Eso es lo que pasa con las relaciones". Yo traslado el símil a mi corazón, lleno de cicatrices, hematomas, bypass (¿se escribe esto así?) y a la espera de un marcapasos.

Guuuaaaaa..... Kevin, ¿¿¿por qué tuviste que aparecer en mi vida???

PD. Había pensado por un momento, enviarle una carta por correo postal con una receta de arroz con bacalao, pero una vez más, dejaría de cumplir mi promesa. Así que debo mantenerme fuerte.

Siempre vuestra, una destrozada pero con ganas de vivir, Laurita Palmer.

jueves, 18 de septiembre de 2008

DE SEMI A ENTERA...

¡A Dios pongo por testigo, que no me volverá a tocar ningún tío!

Tal y como en su día hizo Purificación Martínez Aguilera, más conocida como Norma Duval, me valgo de este medio para haceros saber que, una vez más, Kevin, por llamarlo X, y yo lo hemos dejado. Ya sé que muchos no me tomaréis en serio, sobre todo después de conocer nuestra trayectoria sentimental, que el próximo jueves cumplirá once meses, pero creo que hemos tocado techo.

Estoy llorosa, acongojada y cabreada, sobre todo porque siempre lo dejamos el día que me tiene que bajar la regla, motivo por el cual me afecta más de lo previsto. Esta mañana, sin ir más lejos, mientras le contaba a una Samantha adormilada mi noche final, he tirado la leche y, poco después, cuando he ido a reponerla, he roto una botella de vino Marqués de Riscal, que había en la nevera. Intuyo que era una botella sin importancia, sobre todo porque lleva semanas, si no meses, sin tapón.

Todo comenzó esta mañana a las 8:00 am. en nuestro ático de Manhattan del Pilar. Estaba durmiendo cuando una presión en la uretra y la voz de Samantha me han despertado. Seguidamente, he ido a la habitación de Sammi y me la he encontrado en bragas, sentada y con la cabeza boca abajo mientras se secaba el pelo:

-Kevin y yo lo hemos dejado.
-¿Pero qué dices?
-Le he dejado... Le he dejado porque estoy hasta los cojones.
-Bueno, pero luego volvéis...
-No, que esta vez va en serio. Estábamos entre coñas porque siempre le digo que tenga cuidado en no dejarme cuando estoy con la regla, y bueno, empezó la cosa... El caso es que terminó diciendo que tenía dudas, que yo no me comportaba como era para no agobiarle y que eso no le parecía justo... Y como yo le dije: "Tío, es que yo no soy adivina!" Porque si es blanco, porque es blanco, y si es negro, porque es negro, el caso es que nunca está conforme y yo estoy hasta los huevos de todo.

Dicho esto, me he ido a la ducha. Cuando estaba lavándome con mi gel ginecológico de ph alcalino 7.8, miraba para abajo pensando en la época tan triste que nos espera. Pero, aun así, he sacado fuerzas de flaqueza y no he llorado.

Sin embargo, el momento cúlmen ha llegado cuando hemos procedido a seguir la conversación en la cocina:

-Maja, es que yo no entiendo a estos tíos, en serio... ¿Qué quieren? De todos modos, Kevin es más raro que un perro verde -sentencia Samantha.
-Pues no sé, Sam, pero yo estoy harta. Y claro, yo digo: ¡¿Pero será posible esto?! Con lo buena que estoy, no me va a haber nadie que me quiera a mí???
-Eso, eso digo yo... Que estamos buenas... Somos inteligentes...
-Mira, te digo una cosa, en cuanto llegue al trabajo me apunto a una página de contactos y, aunque me salga Federico Trillo.... Con tal de que me quiera... Lo cojo, fíjate lo que te digo.
-Jajaja, Ay, Laurita... Es que la cosa está.... ¿Se puede saber qué coño estás tomando que me están dando arcadas con sólo olerlo?
-Pues las vitaminas para el pelo...

Mientras debatíamos el origen de las vitaminas, se me ha caído la leche al sacarla del microondas. Yo, todavía dolida y aturdida por lo de anoche, no he sabido hacer más que arrodillarme en el suelo y pegarle puñetazos mientras hacía una especie de "guuuuaaaaa", que representaba mi llanto físico e interno. Samantha, de punta en blanco, ha cogido sin embargo la fregona y me ha ayudado a recogerlo... Mientras yo terminaba, se ha ido al trabajo diciéndome un: "No te preocupes, Laurita, todo se arreglará", y ha cerrado la puerta. El infortunio ha hecho que, cuando he ido a echarme leche de nuevo, el cartón, metido a presión en la balda de la puerta de la nevera, haya sacado por los aires la botella de Marqués de Riscal. Con la botella en el suelo, y sin fuerzas para seguir, me he sentado en la silla y he llorado durante unos treinta segundos, hasta que he sido consciente de que tenía que recogerlo.

Definitivamente, he decidido darme un tiempo de descanso. Por mi corazón, por mi vagina y por mí. Por los tres. Porque, visto lo visto, lo único que me traen los amores, son sufrimientos y malos tragos. He pensado en darme a la bebida, pero ¿para qué?, terminaría siendo una mujer dejada, pobre y borracha... Así, por lo menos, soy una mujer dejada, pobre y serena, quizás. Aunque claro, se supone que lo he dejado yo...

En fin, sigo a la espera de que hoy, 18 de septiembre, día en el que comienzan las fiestas de mi pueblo, el endometrio de este mes se destruya, me baje la regla y llore todo lo que tenga que llorar para que, una vez llorada, pueda rehacer mi vida... Eso sí, sola. Sola. Porque lo de Federico Trillo ha sido fruto de la desesperación por haber pasado, en cuestión de minutos, de semisoltera a soltera y entera otra vez. Guuuaaaaa.

PD. Kevin, ¿¿¿¿por qué tuviste que aparecer en mi vida????

Siempre vuestra:
Una triste, desconsolada, derrotada, llorosa y agotada emocionalmente Laurita Palmer.

sábado, 13 de septiembre de 2008

ENCUESTA. Así somos, así nos mostramos.

Ante la avalacha de correos pidiendo encarecidamente que ampliemos nuestro perfil, aquí dejamos un adelanto de nuestra admirable identidad....
Estáis invitadas e invitados a que nos digáis con quién os indentificáis. Tras esto, entraréis en el sorteo de una cena con tu alter-ego.
Si deseais poneos en contacto con nosotras de una manera más íntima y personal podéis hacerlo a través de la dirección de correo electrónico teneronotener@gmail.com.


¿Cómo te llamas?

Samantha: Samantha Jones
Cenicienta: Cenicienta Buscasueños
Pitonisa: María de los Pitones Sánchez
Laurita Palmer: Ana Laura Palmer

¿Cómo te gustaría llamarte?

Samantha: Halle Berry
Cenicienta: La Bella Easo
Pitonisa: Cayetana Preysler (la hija secreta)
Laurita Palmer: Teresa de Calcuta.


¿Tu filosofía de vida?

Samantha: Haz el amor y no la guerra
Cenicienta: Buscar el amor verdadero
Pitonisa: La plebe nos perdemos muchas cosas maravillosas en la vida no nos engañemos, vive como un rico y si no confórmate con placeres esporádicos como el chocolate o el sexo.
Laurita Palmer: Desde hoy, vivir el día a día desde la perspectiva de un enfermo terminal.

¿Qué serías capaz de hacer por amor?

Samantha: Visto lo visto, cualquier cosa.
Canicienta: Todo menos dejar de fumar.
Pitonisa: Nada
Laurita Palmer: Yo creo que ya he tocado techo.

¿Qué no serías capaz de hacer por amor?

Samantha: Yo soy capaz de hacer muchas cosas, incluso arrastrarme y perder mi dignidad.
Cenicienta: Ser ama de casa
Pitonisa: Dejar de trabajar
Laurita Palmer: Prescindir del sexo oral, tanto activa como pasivamente. Porque eso de dejar de trabajar, no me importa con tal de que me paguen los vicios.


¿Cómo te defines?
Samantha: Una mujer extrovertida que muestra una falsa independencia.
Cenicienta: Luchadora, ingenua y virgen.
Pitonisa: Asexual
Laurita Palmer: Actualmente, una mujer en ascuas.


¿Qué es lo que más te gusta hacer en la cama?

Samantha: El 6 del 69
Cenicienta: A mi me gustaría la escena de Pretty Woman durmiendo abrazados y que él me diga “Te quiero” (mientras yo me hago la dormida, claro).
Pitonisa: Dormir
Laurita Palmer: Estimular, claro…

¿Qué es lo que más te gusta que te hagan en la cama?

Samantha: El 9 del 69
Cenicienta: Pues joder… pues acariciarme y darme besitos.
Pitonisa: arroparme sobre todo si hace frio
Laurita Palmer: Que me estimulen, claro…

¿Tu compañero/a sentimental soñado?

Samantha: Apasionado, inteligente y divertido.
Cenicienta: Yo… eso… muy… cómo decirte… Cómo decirte? Eeee…. Que me haga reír, muy extrovertido, que tenga buena conversación y cariñoso.
Pitonisa: Millonario, con eso me es suficiente
Laurita Palmer: Inteligente, que me hable de aviones y que no tenga faltas de ortografía.

¿Con quién te gustaría montártelo?

Samantha: Con George Clooney.
Cenicienta: Con mi profe de… Con un profe que tuve, para no dar señales… Calvito pero muy atractivo. (Pero montártelo no, yo relación estable).
Pitonisa: Pero si ya lo sabéis, con mi querido Duque. Y cuando me canse con Hugo Silva.
Laurita Palmer: Con Leonor Watling, claro (junto con mi vecino favorito)


¿Algo que te angustie especialmente?

Samantha: Defraudar a las personas que me quieren.
Cenicienta: No acertar en las decisiones que tenga que tomar.
Pitonisa: El chocolate
Laurita Palmer: Ser consciente de que intelectualmente soy superior a muchas personas,

¿Qué es lo que necesita el mundo?

Samantha: Más sexo (con preservativo)
Cenicienta: Humildad y positividad.
Pitonisa: Gente con cerebro y visión de futuro.
Laurita Palmer: Más ropa interior de algodón.


¿Qué puede aportarle tu persona a la humanidad?

Samantha: Nada.
Cenicienta: Ser diferente, no? No, eso no. Pues voluntad, sacrificio…
Pitonisa: Realismo.
Laurita Palmer: Actualmente, una boca más.

¿Qué es lo que más te gusta de tu cuerpo?

Samantha: Mis tetas…
Cenicienta: Mis dientes… No, di la sonrisa.
Pitonisa: mi reloj viceroy
Laurita Palmer: Mi vagina. Tiene el ph correcto en cada momento.

¿A qué aspiras en la vida?

Samantha: Conseguir ser feliz intentando que los que me rodean también lo sean.
Cenicienta: Tener un piso, dinero suficiente para ser independiente y no controlar la vida.
Pitonisa: A forrarme
Laurita Palmer: Que me quieran por mi dinero.

¿Película favorita?

Samantha: No tengo.
Cenicienta: Pretty Woman y Noviembre dulce.
Pitonisa: Pretty Woman, se me los dialogos
Laurita Palmer: El Padrino I y Tomates verdes fritos…

¿Dónde has amanecido esta mañana?

Samantha: En mi habitación.
Cenicienta: En mi habitación.
Pitonisa: En una habitación de un hotel en Guadalajara
Laurita Palmer: En el sofá.

¿Cuál ha sido la última vez que has llorado y por qué?

Samantha: Ayer, por una despedida.
Cenicienta: Cuando volvía de vacaciones…
Pitonisa: Esta noche ME SENTÍA SOLA
Laurita Palmer: Hace dos semanas porque me volvieron a dejar sin haberme cogido.

¿Cuál ha sido la última mentira que has contado?

Samantha: Decirle a mi madre que estaba saliendo de trabajar cuando estaba en la cama con mi amante.
Cenicienta: Que tenía que trabajar para no quedar con una amiga.
Pitonisa: Las digo continuamente por lo que la respuesta de la pregunta anterior...
Laurita Palmer: Mi vida entera es puro teatro.

Además de tu casa y de tu coche, ¿qué es lo más caro que has comprado?

Samantha: Un vestido: 500 euros.
Cenicienta: El vestido de la boda de mi hermano: 400 Euros.
Pitonisa: Puf. …. Mejor no digo precios.
Laurita Palmer: No tengo casa ni coche. Fue Chloé, una perrita para mis padres: 250 Euros.

¿La cosa más bonita que te han dicho?

Samantha: Te quiero.
Cenicienta: Te quiero.
Pitonisa: Toma este dinero para que te lo gastes en lo que tu quieras
Laurita Palmer: “Lo que más me jode es irme y dejarte en la cama y que cuando vuelva, ya no estés”. Es bonito, por todo lo que ha seguido a eso, claro….


¿La cosa más bonita que te han hecho?

Samantha: Enviarme 26 rosas rojas el día de mi cumpleaños.
Cenicienta: Un amigo me envió un casette con caciones y mensajes de voz
Pitonisa: Invitarme a cenar una cena cara y regalarme una pulsera de TOUS
Laurita Palmer: Enviarme a Irlanda un paquete con atún, cremas anticelulíticas, reafirmate de pecho, exfoliante de pies, colonia, espumillón y canicas. Todo made by Mercadona.


¿Cuál fue la última vez que estuviste desnuda delante de otra persona. Y de quién?

Samantha: Ayer, delante de un chico maravilloso.
Cenicienta: En una operación de una fístula en 2003.
Pitonisa: en Tenerife delante de mi madre quitándome el bikini
Laurita Palmer: El sábado por la mañana delante de… Lo siento, pero no hablo de mi vida privada.

¿Cuál has sido el último sms que has recibido, que has guardado y qué decía?

Samantha: Un amigo: “Yo también lo he pasado genial”
Cenicienta: Esta mañana, la factura de Movistar.
Pitonisa: Compi piso hermano: maite que tal? Llamame cuando puedas y arreglamos vale??
Laurita Palmer: Mi amor: “Tía, ya estoy. Ceno en 15 minutos con los niños y niñas que todavía no conozco. Aún es de día. Muxus. Siempre te recordaré”

¿La situación más embarazosa de tu vida?

Samantha: Una vez que me vino a visitar mi novio y coincidimos en una discoteca con un tío con el que le había sido infiel.
Cenicienta: Pues cuando un chico del que me enamoré se echó novia y lo tuve que ver en clase.
Pitonisa: Una vez me tire un pedo en clase. Se me escapó.
Laurita Palmer: Yo creo que no he tenido ninguna, porque como todo lo relativizo… Quizás viendo alguna actuación de El Fary.

¿Has robado algo?

Samantha: Nunca.
Cenicienta: Un anillo en un mercadillo.
Pitonisa: por supuesto
Laurita Palmer: Paso palabra.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Samantha en el número 1 de nuestro TOP TEN.

Si hay un momento que debe estar en nuestro Top Ten Ever, es el que estamos viviendo actualmente.
Samantha se va con su amante a la Costa Brava. Él, natural de Barcelona, la espera en el aeropuerto de El Prat a las 7 de la tarde. Son las 4 y, a pesar de ser un vuelo nacional (por favor no quiero rollos nacionalistas. Lo dejamos en “nacional” y punto), ya está con la maleta en la puerta.
Este gesto pone punto y final a la aventura en la que se ha convertido nuestra convivencia a lo largo de esta semana.
Todo empezó el lunes cuando, tras reservar un hotelazo en Pals, nos dijo con cierta congoja que le tenía que bajar la regla hoy: viernes, el día que ponía rumbo a un supuesto fin de semana de sexo, desenfreno y, quizás, amor.
(En estos momentos se está despidiendo. ¡Adiós, Samantha! Además, está ensayando cómo va a salir en Arrivals, con las gafas blancas, el bolso Beckam, los taconazos y ese moreno Lidia Lozano que se ha marcado. Adiós, Samantha, pásalo bien!).

Retomando lo que decíamos: Samantha aseguraba que hoy le tenía que bajar la regla.

-Porque soy un reloj además de una desgraciada –dijo.

En ese mismo momento hizo la primera declaración de la semana: había estado buscando remedios en Internet para retrasar la regla.

-Es que… Es que me he metido en Internet y he estado buscando remedios para atrasarla.
-¿Qué dices?
-Ya maja… Hay uno, que es que me da vergüenza decirlo, pero igual lo hago… Consiste en dormir con un reloj debajo de la almohada dos días –nos reímos mientras veíamos que ella se encanaba de vergüenza-. Y después, atrasarlo. Y dormir dos días más. Y entonces, se retrasa.
-¿Y cuánto lo tienes que atrasar?
-No sé… jajaja. Ya te digo que es una tontería, pero bueno…

La noche terminó y cada una se fue a su cama sin más. Pero la semana acababa de comenzar…

-Ay, maja! Que me va a bajar la regla el viernes, ya verás… -dijo al día siguiente.- Lo noto. Lo siento… Me estoy empezando a hinchar…
-Bueno, no pasa nada. Quien quiera peces, que se moje el culo –contesté
-Ay, tía…! Qué fuerte! Va a decir que vaya mierda, porque siempre que estamos juntos tengo la regla.
-Mejor, más mujer… A mí las hormonas me ponen…
-Además, ¿quién dice que yo vaya ahí a follar? –resolvió Samantha, así como quien comenta qué bonito día hace. –Yo voy… voy a ver a un amigo.
-Pues sí, claro. Te pagas un hotelazo con vistas a un campo de golf, un billete y te vas con un tío al que llevas un año sin ver que te ha enviado 26 rosas carísimas por tu cumpleaños, y vas a pasar el rato…
-Oye, pues por qué no, ¿no?… jajaja.

Viendo que lo que decía no tenía pies ni cabeza, se metió en Google y buscó: “Retrasar Regla”. Esta búsqueda le llevó directamente a Femenino.com, para quien no lo sepa, la página web que recoge el foro en el que más ineptas, incautas y aburridas mujeres españolas y sudamericanas, escriben. Fue allí donde encontró la solución:

-Mira, mira lo que dice: aquí dicen que beber mucha manzanilla adelanta la regla… Y otra dice que tomando aceite de orégano, también. Y ésta… Esta tía dice que si el día que te baja la regla, bebes zumo de limón con sal, se corta automáticamente.
-Normal, Samantha, porque te mueres… Se te corta, pero la vida…
-Ay, maja, ¡qué horror! Yo lo voy a hacer. Voy a comprar limones y en cuanto me baje… En cuanto me baja, me lo tomo, y que sea lo que Dios quiera (quien conozca a Samantha, puede imaginarse con qué tono de voz y con qué trascendencia dijo esto).

El miércoles le entró la razón y decidió que, en vez de atrasar la regla vía Internet, lo iba a hacer vía Farmacia.

-Oye, ¿y si bajo a la farmacia y pregunto por algo que la atrase?
-Yo creo que no hay nada, Samantha. Quizás la píldora, pero claro… -dije yo.
-Y la píldora del día después, que te la tomas y te baja la regla directamente –dijo Ana.
-Yo creo que tarda igualmente, ¿no? –contesté.
-No sé… Vamos, una amiga mía la ha tomado y creo que le bajó, pero tampoco me hagas caso porque yo no la he tomado –contestó Ana.
-No, yo tampoco –dije yo.
-No, ni yo…-dijo Samantha… Pasamos a ser decentísimas en cero coma.

Decidimos bajar a tomar algo y pasar por la farmacia. Samantha iba pensando en sus remedios, así que me apiadé de ella y, junto con Ana, que iba a comprar Valerianas, fui a preguntar. Samantha y Cenicienta se quedaron fuera.

-¿Qué desea…?
-Sí, verás… quería saber… Bueno, creo que voy a preguntar una tontería, pero bueno. Quería saber si tenéis algo para atrasar la regla, porque tengo un viaje y me duele bastante, y claro ir en el avión con los dolores… -La manceba, que es como se llama a las becarias farmacéuticas, ¿no?, puso cara de espanto y miró a su jefa, y ambas dijeron que no. –No, si yo ya lo suponía, pero es que ir con la regla en el avión… -Ellas sabían que el motivo era otro.
-Pues no, hombre, quizás algo con progesterona… Pero, ¿por qué no llamas a tu ginecólogo? –aconsejó la farmacéutica jefa.–Vas a un centro de Planificación Familiar…
-Pues porque me voy el viernes…
-Ah… pues entonces… Pues no, no tenemos.

Salimos riendo y explicamos la situación. Ana no paraba de insistir en lo natural que fui, pero yo sé que cuando cerramos la puerta, se partieron el culo. I don´t care. Samantha vio mucho más cercano que nunca el momento limón.

La noche del jueves fue espantosa.

-¡Ay, maja, que me baja! Lo noto… Lo noto… Noto como me está corriendo. Si estoy hinchadísima! Qué asco! Parece que estoy preñá…
-¿Pero has tomado todo?
-Voy a hacer lo del limón –sentenció.-Una del foro dice que a ella le funcionó.
-¿Pero le has dicho algo a él?
-No… No… puedo fingir que no lo sé. Y cuando tal, digo: “Anda! Me cago en todo… ¡si me ha bajado la regla! Tanta emoción…”.
-Sí, claro, muy natural… Oye, lo que puedes hacer es, nada más llegar, si todavía no te ha bajado, lo llamas, te lo llevas al baño del aeropuerto, te lo tiras y ya has cumplido. Y luego, lo que pase… ya no es responsabilidad tuya.
-¡Sí, claro...!Bueno, yo ya he comprado los limones. Mañana a primera hora me baja.
-Bueno, pues si te baja, avísame. ¿A qué hora te levantas?
-A las 7.
-Bueno, entonces no me llames. Deja una nota en la nevera.

Samantha se fue a dormir pensando que en 24 horas estaría en plena situación. A todo esto, ya había bajado a La Vaguada a depilarse las cejas y había estado toda la tarde haciéndose cositas.

-¿Te has depilado todo?
-Sí
-Pinchas?
-No
-Te has limao las uñas de los pies?
-Sí… Todo. Todo está perfecto.
-Y la brasileña, ¿qué tal va?
-Perfecta también. ¡Si no fuera por la puta regla!.

La verdad es que estaba divina.

Hoy ha sido el día D. A las 10:04 h de la mañana recibo un sms: Chicas, nuestros peores presagios se han cumplido… Me acaba de venir la regla. Guuuuaaaaaa.

Yo le pregunté si se había llevado al trabajo los limones, pero no contestó. Supongo que estaría llorando.

A las 14:30 la tarde entró por la puerta de casa.

-¿Cómo va el tema?
-Fatal. Ay… Mira, te voy a contar una guarrada, pero te lo voy a contar. Tengo la regla así como… como naranja… no roja o rojo oscuro, no… Naranja. ¡Y con un olor a hierro! Pero hierro, hierro… Vamos, un asco.
-Claro, será la manzanilla, que te has hinchado a infusiones. Yo es que no entiendo a estos hombres de ahora que no quieren follar con la regla. Joder! Si ellos fueron un óvulo. Ellos fueron regla. ¡Fueron regla!
-Ay, maja! Ya… AAAAyyyyyy. Voy a sacar los limones… -Yo pensé que eran dos, pero ha sacado una malla de seis. Un kilito. Los masajea y desaparece. Yo mientras tanto, sigo haciendo mi pasta, y ella, desde el fondo de la casa, me cuenta cosas, pero no la entiendo. De repente, aparece ya vestida con el estilismo que había ensayado.
-Samantha, hija! Qué tetas!
-Ya ves… Qué pechones! Algo bueno tendría que tener esto ¿no?… -Y va a mirarse al espejo, lugar donde ha estado el resto del tiempo: me miro, me recojo el pelo, lo dejo semirecogido, que queda más casual; me pongo las gafas, me las quito, saco el bolso, me lo cuelgo, me doy un recorte, me voy a la cocina y me miro en el otro…

Al cabo de un ratito, oigo:

-Lauritaaaaaaaaaaaaaaa –me llama con una voz que más que Samantha parecía un grajo-¿No hay un puto exprimidor en esta casa?
-No… -Como yo estaba comiendo mi pasta integral, no le hice mucho caso, la verdad. Pero he ahí mi sorpresa cuando voy a la cocina y me la encuentro con las perlas, los tacones, los vaqueros, la camiseta, la camisa, la pulsera, la goma, el anillo y todo puesto, exprimiendo los seis limones con un tenedor.

-Pues mi amiga Carrie me ha dicho que algo muy bueno para cortar la regla es tomarte una aspirina efervescente en el zumo del limón. Y le he dicho: “¡Pero si es anticoagulante!”.
-Claro, no tiene sentido. Te desangras. Échale un poco de agua al limón, que te va a dar algo…
-No, no, es solo.
-Pues échale azúcar.
-No, que es con sal….
-¡Qué dices! Te vas a morir…
-Ya…
-Bueno, te va a venir bien, porque cuando se está con la regla estás suelta, y el limón…
-Ya, maja… yo he ido ya al baño y he pensado: “La última vez hasta dentro de cuatro días”.
-Joder! Jajajaja.

Salía por la puerta, dispuesta a ir no sé dónde, y en ese momento me ha soltado la perla del día:

-Mira, te juro… Te juro que si me dicen que me tengo que comer una mierda para que se corte… Pero de fiar, ¿eh?, no como esto del limón que lo hago por desesperación como quien reza una oración… Si me dicen que me la coma, me la como, fíjate.

En ese momento, a parte de casi llorar de la risa, me he dado cuenta de cuánto la quiero y cuántos buenos ratos hemos pasado juntas. Así que he empatizado con su sentimiento, y por primera vez en una semana, me lo he tomado en serio. Claro, que haya empatizado no quiere decir que yo me la comiera también, no
...
Se hacía la hora de irse y se ha dispuesto a tomarse el zumo de limón puro 100% con sal. Cómo no, lo ha hecho frente al espejo, porque estaba tan mona que no podía parar de mirarse. Así que se ha tapado la nariz, se ha presinado, ha soltado un “Que sea lo que Dios quiera” y ha tragado:

-MMMnnnnngggggsmsmsmm. Ay, tía, qué malo está esto! Ahhhh, me muero, me muero…
-Si lo que no sé es cómo no te has muerto ya…
-Ay… no puedo, no puedo… –pero pudo. Pudo. Porque un fin de semana de sexo vale más que mantener tu píloro vivo.

Cuando he empezado a escribir esto, se iba. Había puesto su maleta en la puerta, una maleta como la que traen los ecuatorianos, de dos por dos, y que usa tanto si se va de veraneo dos meses, como si se va a su pueblo dos días. Llevaba ropa para dar y vender, pero estaba feliz. Ahora ya es de noche, son más de las 22:00 h. y la llamada que ha prometido hacernos, no ha tenido lugar. Cenicienta la ha llamado, pero no contesta. Según ella es porque “estarán ya fornicando… O camino del hotel… O en el ascensor, subiendo las maletas…” Yo creo que tienen que estar estupendamente. Eso espero. Sobre todo Samantha, que lo primero que ha metido en la maleta ha sido su vestido de guerra. Su vestido de Custo. Por eso, Sammi, sólo podemos desearte suerte. Mucha suerte. Que disfrutes y que le hagas ver, que la regla es vida… Que hay vida en tu interior, que eso es muy importante. Y que aproveches este mes, que tienes a alguien que a base de orgasmos te quite los dolores.
¡¡Arriba la regla, coño!! ¡¡Todas somos Samantha!! ¡¡Todos fuimos regla!!
Siempre Vuestra: Laurita Palmer

martes, 2 de septiembre de 2008

Lo que los hombres no saben de nosotras y de ninguna

Aunque el verano está siendo lo suficientemente largo, arduo, intenso y angosto como para saber que los hombres no nos convienen, quiero prevenirlos sin parecer una traidora. Pero es que tienen que saberlo.

Hace unos días, Samantha, Cenicienta y yo, estábamos hablando. Mientras se me enfriaba el arroz con salchichas de pollo y verduras, recordábamos los días de vino y rosas. Ésos en los que todavía nos esforzábamos por conquistar, ésos en los que todavía teníamos ilusión por vivir. Recordamos pues, uno de los momentos TEN (ever) vividos en casa. Uno de ellos fue el día que una de nosotras, ante la llegada inminente de nuestro "amante por vez primera", decidió redecorar la habitación. Dicho acto no consistió en cambiar el cenicero de sitio, o un póster, o poner libros... NO. Una visita a IKEA fue el inicio de una situación que terminamos por poner en el puesto 1 de nuestro TOP TEN.

Así pues, esta buena mujer se cogió el metro y se fue rauda y veloz al IKEA de San Sebastián, creo. Cuando vino, parecía el carro que recoge los muebles el primer martes de mes. Flexo, silla, corcho para la pared, estantería, mesita... Escobilla del váter!!! A pesar de no creerlo, le ayudamos a montar todo mientras esperábamos ansiosas el escritorio de segunda mano que había comprado a una amiga de una amiga.

Yo pensé que venía Kiril de Bulgaria, pero no. Venía un amante normal, tan normal como cualquiera al que podríamos haber tenido acceso cualquiera de nosotras.

Mientras esperaba la llegada de este buen hombre, bajamos a La Vaguada, en busca de la artillería directa (porque la otra, la mobiliaria, era indirecta). Anduvimos y anduvimos en busca de un conjunto de ropa interior sexy. ¿Blanco, negro, rojo? ¿Braga, tanga, semitanga, braguita brasileña? ¿Liguero? ¿Medias? Nos decidimos por un blanco. Clásico-Básico. Y un negro Clásico-Buscona.

Una vez hubimos resuelto este tema, vino el paso dos: Ropa exterior. Cuál fue nuestra sorpresa cuando supimos que nuestra amiga y compañera, había comprado una colección de camisetas de algodón básicas, con tirantes, en diferentes colores chillones (para resaltar el moreno): amarilla, verde, fucsia y blanca (éste no es chillón, pero es clásica, básica y sencilla, porque aunque hayas cambiado la escobilla del váter, tienes que ser aparentemente sencilla).

Con el corazón en un puño y el hígado en la garganta (de envidia, porque a las demás no nos querían), esperamos el día D.

Llegó. Llegó el día esperado y con él una noche anterior de nervios, un planteamiento, un nudo y un desenlace. La noche anterior de nervios fue horrible para todas, porque no sé si sabéis que las mujeres sufrimos en grupo, vamos al baño en grupo, leemos las revistas en grupo... El planteamiento de la situación se dio en las horas anteriores a la llegada de este buen hombre: ¿Qué me pongo? No, que parezco muy puesta. ¿Voy muy maquillada? ¿Le doy un beso, dos, o pico...? ¿Le doy abrazo y luego espero a ver qué hace?

Tanto nudo no sirvió de nada, sobre todo teniendo en cuenta que la pobre fue tan desgraciada que le bajó la regla en cuanto ambos llegaron a casa (esto es muy común entre nosotras). Pero se superó.

Entrar a esa habitación fue, durante dos días, lo mismo que entrar en el palacio del sultán de Kapurtala. No había oro, pero brillaba. Esto choca con el día a día, en el que hay que saltar para llegar a la cama. Fue entonces cuando dedujimos que el comportamiento femenino respecto al orden que nos rodea varía en función de las ganas de sexo que tengamos. Si estamos muy fatal, recogemos la habitación. Si no, la dejamos en plan cochiquera. Y esto es algo que deben saber los hombres.

Las mujeres, por lo general, somos muy desordenadas. No planchamos, al menos, yo ya no plancho. Y es fácil que, por un descuido, encontremos un tanga debajo de la cama. Lo bueno de esto es que sabemos que es nuestro... También podemos amontonar ropa y ropa encima de la silla. Una camisa, un pantalón, el bolso, el pañuelo, una chaqueta, otro bolso...

Por eso, hombres nuestros, espero que, desde ahora seáis conscientes de que la habitación siempre, siempre, siempre estará ordenada el día de la primera cita. Después de esa, Nunca Mais. Y quien no se lo crea, que venga y lo vea.

Otra de las cosas que hacemos es intentar adelantar y retrasar nuestra regla según convenga. Pero eso os lo cuento otro día.

Siempre vuestra.